miércoles, 9 de enero de 2013

Hacia la normalidad

El Museo Reina Sofia y el Centro George Pompidou han organizado una exposición conjunta dedicada a Salvador Dalí. Del 24 de abril al 2 de septiembre Madrid acercará a los visitantes la faceta más intelectual del genio de Figueras.
El grueso de la muestra se centrará en el periodo surrealista "haciendo especial hincapié en el método paranoico-crítico desarrollado por el artista como mecanismo de transformación y subversión de la realidad", según en leo en la página web del propio museo. 



El gran masturbador, 1929
Dentro de unas semanas, el 23 de enero se cumplirán 24 años de la muerte de Salvador, muchas veces,   provocador. Parecido a un showman moderno, animador de fiestas, eventos y escandaloso cultural. Supongo que la edad y las personas que van pasando, moldean o crean la personalidad final. Es ya conocido por todo el mundo que Dalí fue uno de esos cuya vida dio un giro cuando se encontró con Gala. Por ese motivo, a partir del verano de 1929 nada volvería a ser igual... Atrás quedaron los años de timidez y contención del genio de la Residencia de estudiantes de Madrid. Sus compañeros le ridiculizaban por su carácter introvertido y su forma de vestir pasada de moda, al estilo dandy romántico. 

En Vida secreta de Salvador Dalí, el pintor "checoslovaco" o "polaco" (cómo le llamaban sus compañeros y como ha recordado en alguna ocasión Buñuel) cuenta: "Mi manera de vestir antieuropea les había hecho juzgarme desfavorablemente, como un residuo romántico más bien vulgar y más o menos velludo [...]. En efecto, nada podía formar un contraste más violento con sus ternos a la inglesa y sus chaquetas de golf, que mis chaquetas de terciopelo y mis chalinas flotantes; nada podía ser más diametralmente opuesto que mis largas greñas, que bajaban hasta mis hombros, y sus cabellos elegantemente cortados en que trabajaban con regularidad los barberos del Ritz o del Palace". 


Detalle del grupo de residentes en el "Transatlántico "
en la Residencia de Estudiantes. Dalí y Lorca, primero
y tercero respectivamente de la 1ª fila empezando
por la derecha.  1925























Como decía a partir del verano de 1929 en Cadaqués, la vida, en todos los aspectos, de Salvador Dalí cambió por completo. La artífice de esa "explosión creadora" o de esa maquinaria industrial - artística, me atrevo a decir, fue Gala.  Si bien Helena Deluvina Diakonoff es archiconocida por ser la "esposa de", tiene, sin embargo, unos orígenes inciertos. 
No se sabe con certeza la fecha de su nacimiento, los historiadores la sitúan entre 1890 y 1895 en la ciudad rusa de Kazan, a orillas del rio Volga y a 724 kilómetros al este de Moscú. Se la considera la segunda de los cuatro hijos de Antonine, una mujer que después de tener a sus hijos, se casó con Ivan Diakonoff, un administrador de un príncipe ruso y, una vez, desaparecido, 
convivió y educó a sus hijos con un abogado de origen judío. 
En cuanto pudo, Gala dejó el hogar familiar para trasladarse a San Petersburgo donde cursó sus estudios universitarios. El recuerdo que dejó a sus compañeros fue el de una chica retraída y de criterio muy firme e independiente
Paul Eluard y Gala


Antes de conocer a Dalí, Gala estaba casada
con el poeta francés Paul Eluard, con quien
tuvo una niña, su única hija, Cecile. La 
historia de su romance no tiene un comienzo
sugerente: se conocieron en 1913, en el 
sanatorio suizo de Clavedel donde Gala guardaba reposo después de padecer una tuberculosis. En seguida, su gusto por la lectura les unió y en 1914, cuando ambos recibieron el alta, ya estaban prometidos como novios aunque ella regresó a Moscú y él a Paris. Al poco tiempo, en 1916, Gala se traslada a la capital francesa donde espera el regreso de Paul de la I Guerra Mundial viviendo en la casa de su futura suegra y preparándose para ser traductora. Un año después contraen matrimonio y se convierten en una pareja apreciada en los círculos artísticos parisinos. 

Su vida era de aparente éxito y amor, una fachada que ocultó durante un tiempo el revés que dio su relación, cada vez más desgastada. 
Las infidelidades se hicieron frecuentes por parte de ambos, aunque, Paul siempre insistió en que ella era la única mujer de su vida e, incluso, después del matrimonio con Dalí siguió escribiéndola cartas  y solía llevar en su cartera una fotografía suya desnuda, que mostraba a sus amigos a modo de triunfo.

Volvemos al punto de inflexión: verano de 1929 en Cadaqués. El pintor catalán invitó a su casa al matrimonio Éluard y su pequeña, a René Magritte y su esposa, a Camille Goemans y su compañera y a Luis Buñuel.

Paul y Gala vivían ya separados desde hacía unos meses, de no ser así, probablemente, hubieran terminado su matrimonio en aquel momento porque el magnetismo que ella ejercía sobre Dalí era "más dulce que la miel". 


Galatea de las esferas, 1952

Hay quien dice que vió en el, aún ingenuo, pintor una mina de oro. Es difícil llegar al fondo de las pasiones de las personas... Una teoría conspiratoria  dibujaría a Gala como una mujer perversa, inquietante y manipuladora. A la luz de las numerosas fotos en las que posan juntos, Dalí parecía más real que nunca, se había desecho de la visión paranoica- crítica del Surrealismo y disfrutaba de algo tan cotidiano y sencillo como tener al lado a su musa. 

“El secreto de mis secretos -decía Gala- es que nunca los cuento”.  


Dalí y Gala en su apartamento de París, 1932