miércoles, 6 de febrero de 2013

La marca España


¿España es el norte, es el centro o es el sur? Hace dos, tres siglos, cualquiera se podía preguntar, incluso, si era también los territorios transatlánticos. 



Para poner un principio a la historia, los expertos han acordado dar la fecha 1808 como el comienzo de la construcción de la identidad española. Una fecha, significativa puesto que coincide con la llamada "Guerra de la Independencia", hecho histórico, por el que se considera, que los españoles cerraron filas en torno a la "nación". Todavía más un sentimiento que una realidad porque el concepto nación, utilizado en esos momentos, estaba más cerca a un patriotismo étnico que de un hecho.



Ese patriotismo étnico, dice  Álvarez Junco en su obra Mater Dolorosa, no es aún nacionalismo porque falta una conexión con el poder estatal. De esta forma entiendo que es un sentir que conecta con la teoría del pueblo como unidad biológica y  a partir de ella, se crea una sensibilidad y carácter común: lo español. 



La versión de algunos historiadores es que el origen del nacionalismo no está exactamente en la Guerra de la Independencia, pero sí que es el acontecimiento histórico que la versión nacionalista romántica de mitad del siglo XIX hizo oficial cuando Europa se presentaba por naciones unificadas tanto territorial como culturalmente. De ahí, mi opinión: las naciones son un invento cultural y no un ente natural. 

¿Habría nación sin una previo proyecto estatal?, es difícil que sea un desarrollo espontáneo, pienso que el hombre no nace con esos sentimientos aunque sí, que se aprecia un posicionamiento único, más o menos innatos, en cuanto el país se ve amenazado por extraños, foráneos o extranjeros. 
¿No fue eso la Guerra de 1808? Me parece una buena prueba de ello que, en este conflicto, según leo en Mater Dolorosa, se escuchaban más gritos xenófobos contra los franceses que "¡Viva España!". 

Salvador Viniegra: Promulgación de la Constitución 1812.

A la hora de hacer historiografía hay que partir de algo y llegar a acuerdos para contarla. La historia que se escribía en "auge romántico" del siglo XIX estaba más basada en mitos que en documentos. Es la versión que hace que pensemos que cualquier tiempo pasado fue mejo: "Éramos tan felices", decía Michi Panero -más tarde reconoció que ni lo eran, ni lo son, ni lo serían-.



Simplificando, aceptamos la Guerra de la Independencia como principio de la construcción de la identidad nacional. Es curioso: España se presenta en la historia como el país que siempre ha tenido que luchar contra una fuerza extranjera con intenciones soberanas. Primero fueron los musulmanes, luego los franceses y, por último, en la Guerra Civil las ideas foráneas que habían calado tanto en un bando como en otro. Es para pensar sobre ello. 



En la construcción identitaria entra en juego el arte. El siglo XIX es el del nacimiento de la pintura de historia nacional, que se expuso hace unos años en la ampliación de Moneo del Museo del Prado. Hasta este siglo la historia, no religiosa, no tenía ningún interés para las Bellas Artes. Es en 1856, cuando se celebra la Primera Exposición Nacional y  el género histórico-nacional se ha hecho con todo el protagonismo, el momento de arranque para ese tipo de pintura. La primera medalla en esta Exposición Nacional fue para Luis Madrazo por el cuadro Don Pelayo en Covadonga. 



A este nombre y esta obra se suma el de Francisco Padilla y el lienzo Doña Juana "la loca"


Fco Padilla. Doña Juana La Loca.  1877
Esta anciana mujer se propuso llevar el cadáver de su amadísimo Felipe "el Hermoso" desde Burgos hasta Granada, para enterrarlo en la capilla real de la catedral con su madre, la reina Isabel "la Católica". Lo equiparaba así, a un rey de Castilla (que lo fue, rey consorte, pero por poco tiempo y más por título que otra cosa). A parte, del tema histórico medieval que era un elemento de la pintura del XIX, el asunto del amor incondicional y romántico por excelencia, debido a la muerte prematura de uno de los dos, era algo común en la pintura de este siglo. 

José Madrado: La muerte de Viriato. 1814
Antonio Gisbert: El fusilamiento de Torrijos. 1888

Este cuadro dista de los otros respecto a que hace unas claras referencias al Trienio Liberal y al asesinato de los liberales debido a la instauración del Antiguo Régimen que trajo consigo Fernando VII. Por lo tanto, no tiene tanto que ver con el género de pintura nacional como construcción nacional de España puesto que esto muestra una España de conflicto interno, no una exaltación de los valores nacionales y virtudes comunes del pueblo español.


José Casado del Alisal: La Redincición de Bailen. 1864

Eduardo Rosales: Doña Isabel la Católica dictanto su testamento. 1864




De estas pinturas se pueden sacar conclusiones: los temas son históricos y se remontan, fundamentalmente, a la Edad Media, tiempo en el que España se hizo una con la unión en matrimonio de los Reyes Católicos. Se hizo también católica porque ellos consiguieron la unificación religiosa. Asunto que les dio el título de "Católicos" por parte del Papa tras la conquista de Granada. Se hizo una luchando contra invasores y se resaltó el deseo de libertada permanente, condición casi innata, de los españoles por no someterse a esas fuerzas extranjeras. 

A grandes rasgos, se va creando así una identidad que se pone en jaque cuando la gran potencia pierde sus últimas colonias en América: el Desastre del 98. Surgen los "Regeneracionistas", los que vislumbran la crisis intelectual en la que España está inmersa. Después de ese duro golpe, muchos mitos se cayeron y era necesario otro discurso para construir la historia de nuestro país. Ya no servía la idea nacional romántica. Otra vez, se planteó el "entonces, ¿qué es España?" y "¿qué es ser español?".

En este caso, la pintura, vuelve a recoger ese debate intelectual haciendo la clasificación de "pintores de la España Negra" con Darío de Regoyos a la cabeza por su obra junto a Emile Verhaeren España Negra, José Gutierrez Solana o Ignacio de Zuloaga; "los pintores de la España Blanca" quedan representados, principalmente, por Joaquín Sorolla con este Paseo por la playa de 1909. 





Dario de Regoyos: Viernes Santo en Castilla. 1904
El debate aplicable a la pintura sobre si hay una pintura española o una pintura regionalista lo es también a las cuestiones de identidad que siempre han estado presentes en la sociedad y que se siguen expresando en nuestros días. Sólo hay que ir a los orígenes para conocer el pasado y entender y analizar el presente sin hacer simple opinión.