lunes, 5 de marzo de 2012

Entre mármol y piel




Hermafrodita durmiente (réplica de un original griego del siglo II a.C y atribuido a Policleto)




Han tenido que pasar casi dos siglos para que 65 de las casi 700 esculturas, que pertenecieron a la Colección Borghese, hayan regresado a casa (pero no para quedarse) con motivo de los 150 años que conmemoran  la Unificación Italiana. 

Actualmente, estas esculturas se encuentran en Francia, en el Museo del Louvre y llegaron allí porque en el año 1807, en plena expansión, Napoleón se llevó a París las 695 esculturas del fondo antiguo de la Colección Borghese que por aquel entonces estaba en manos de Camilo Borghese, marido de Paulina Bonaparte, es decir: su cuñado.
La cantidad que acordaron por estas piezas fue 13 millones de francos en los que se incluían los costes de la restauración de las obras; pero Napoleón nunca llegó a pagar esa cantidad… y sólo entregó a su cuñado 8 millones. Para compensar la pérdida, Camilo Borghese compró otras obras de arte clásico pero no llegaron a ser de la misma calidad y además, Napoleón le nombró gobernador del Piamonte. 

Y decía que no han regresado para quedarse porque forman parte de una exposición que ha organizado la Galería Borghese junto con el Louvre: “Los Borghese y lo antiguo”, hasta el 9 de abril en Roma. 

En relación al título de la muestra, leía el otro día un artículo  en la revista “Descubrir el Arte”, decía que el enunciado no da ninguna pista de lo expuesto porque 
·        "Básicamente sólo hay escultura ( excepto algún vaso o jarrón)"
·        "Son esencialmente de mármol"
·      "  y de una época muy concreta del arte griego: el Helenismo y la época romana, que copió los originales griegos más antiguos y que gracias a esas copias, se han conservado"

Es bueno conocer estos matices, aunque la belleza y la calidad de las obras, hacen que no sean relevantes a la hora de dar un paseo por esta colección.

Lo que encontramos son las copias romanas que proceden principalmente del periodo helenístico (a partir del siglo II a. C.) y muestran el lado más lúdico y amanerado . ((“Amanerado” que tiene que ver con “Manierismo” y “Manierismo” que tiene su origen en “manera”, es decir, que lleva implícita la  forma propia o el proceder del escultor))

De forma que las esculturas ya tienen otro movimiento, otras expresiones: se han superado las “dificultades” del periodo arcaico, con lo cual son obras con movimiento y flexibilidad… y se ve muy bien en “Sileno y Baco niño”,  datada entre el siglo I y II d.C y una réplica de un original de Lisippo ( segunda mitad siglo IV aC). 
Sileno, es un sátiro de la mitología griega, tiene en brazos a Baco, el dios del vino y de las “bacanales” ( de ahí el nombre…), y está apoyado en el tronco de un árbol de una forma tan delicada que no parece que sea necesario ese punto de apoyo para que se mantenga en pie…

Sileno con Baco niño ( siglo I-II d.C, réplica de un original de Lisippo de la segunda mitad del siglo IV a.C)

Otra de las piezas que están expuestas es “Venus Borghese”,  de Antonio Canova e inspirada en Paulina Bonaparte, que está recostada en un diván cuyo colchón puede sentirse a simple vista por los pliegues del material. Tratar el mármol, un material tan duro, de esta manera es realmente asombroso. 

Venus Borghese ( Antonio Canova, 1804-1808) 

"Apolo y Dafne" de Bernini es una de las pieza que mejor ilustran el movimiento, ese momento álgido del mito cuando se está representando el drama, cuya etimología griega quiere decir "acción". Y efectivamente, es un, dos, tres... ¡acción! y la metamorfosis de Dafne empieza en sus manos que se están convierto en laurel. 

Apolo y Dafne (Bernini, 1625) 
  Es un juego perfecto: El laurel será uno de los atributos del dios Apolo y así todo cuadra. 

En la mitología clásica las tragedias y los dramas 
más insoportables para el ser humano nunca dejan de ser bellos porque nunca pierden la mesura, el canón ni la proporción. 

Apolo y Dafne (Bernini)

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