martes, 20 de marzo de 2012

#VivaLaPepa

Se cumplió el Bicentenario: el 19 de marzo de 1812 se promula la primera Constitución española en la plaza de San Felipe de Neri, a las puertas del Oratorio, en Cádiz. 
Hay arte en torno a este acontecimiento; aunque las obras no tengan mucho de revolucionarias, pictóricamente hablandoson testimonio de un momento importante de nuestra historia, así que, cada cierto tiempo, cuando se conmemoren años de esa Constitución, que apenas duró dos años, saldrán los nombres y las obras de quienes se encargaron de documentar de forma plástica esta historia. 
Éstas son: El Juramento de las Cortes de Cádiz de Casado del Alisal y La promulgación de la Constitución de 1812 de Salvador Viniegra. 




 A José María Casado del Alisal le encargaron El juramento de las Cortes de Cádiz  para el Salón de los Diputados: fue la obra que le dio la gloria… Se pintó unos 50 años después de 1812,  en 1863.
Hay elementos del realismo en la composición  y el detalle de las figuras, por ejemplo. Sin embargo, llama la atención  la forma de representar: es una escena solemne y se presenta en un ámbito reducido y sin grandes alardes de grandiosidad. Parece una reunión de intelectuales de la más íntima condición, asunto, por otra parte que no dista mucho de la realidad, ya que éstos eran unos pocos: eran tiempos en los que el conocimiento no estaba tan democratizado. 


Salvador Viniegra  realizó La promulgación de la Constitución de 1812 100 años después, en 1912, con motivo del primer centenario de la Carta Magna.
 El encargo vino del Museo Histórico de Cádiz, que quería una obra que homenajeara y plasmara este gran acontecimiento.
La pintura representa la lectura pública del texto en la Plaza de San Felipe Neri, ante el pueblo soberano y las autoridades.  Allí está el oratorio dedicado a San Felipe Neri y es donde, históricamente, se discutió y aprobó la Constitución. 
Actualmente la obra está en el Museo de las Cortes de Cádiz. 

Si se conoce la historia, el detalle que cuento a continuación es evidente, sin embargo, no deja de ser relevante porque lo evidente es más difícil de explicar que lo complejo. Ahí va: 
En las obras no aparece el rey. Estaba en el exilio y fueron los burgueses ( más intelectuales) quienes se encargaron de escribir una constitución con la intención de que el rey, Fernando VII, cuando volviera la firmara… Se equivocaron: no sólo no la firmó, si no que la derogó en 1914. 
La constitución establecía el sufragio universal masculino , la soberanía nacional, la monarquía constitucional, la separación de poderes y la libertad de imprenta, entre otras cosas. Aspectos todos, que desfavorecían los derechos absolutos del monarca Fernando VII, con el que, por cierto, Goya no simpatizaba. 


Fernando VII con manto real. Goya hacía 1814. En el Museo de El Prado (Madrid)


Es casi inevitable hablar de Francisco de Goya en este contexto de principios de siglo XIX. Como hombre preocupado por su tiempo, encontramos una Alegoria de la Constitución de 1812, con fecha de 1812.
Esto demuestra que, a parte de la pintura de historia, se utilizaban otros géneros para reflejar estos temas. 
La obra es también conocida como La verdad, el Tiempo y la Historia o como España, el Tiempo y la Historia.  Lo curioso de ésta es que fue un encargo de Godoy a Goya e influida por los aires franceses:  la primera Constitución en Francia se promulgó en 1791 y fue aceptada por el rey Luis XVI.

Alegoría de la Constitución de 1812. Goya. 

La obra está en el Museo Nacional de Estocolmo (Suecia). 
La interpretación de esta Alegoría como la Alegoría de la Constitución es la siguiente: se considera que la figura central es España y que el anciano que la lleva es una figura de la nueva época que comienza.  España, con indumentaria blanca, lleva en una mano la Constitución de Cádiz de 1812 y en la otra un cetro, que simboliza la superioridad de la Constitución sobre el Régimen Absolutista. 
En primer plano estaría la Historia, anotando el suceso a la vez que pisa el antiguo corpus jurídico.  También  aparece desnuda,  pues la Historia debe ser fiel y verdadera.

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