Lectura congelada de Baudelaire, 2011. Tiene su origen en la exposición que acoge el CaixaForum de Madrid: Delacroix (1798-1863). Es la pervivencia del Romanticismo en el mundo actual y el contraste entre “rellenar” la cartilla de muestras vistas este año y el gusto por el conocimiento de un siglo altamente productivo: el siglo XIX. Quien se acomoda o, prácticamente, se tumba sobre el sofá morado que hay en frente de la librería del CaixaForum es casi una musa del surrealismo, con uñas rojas y abrigo de piel, que está leyendo Delacroix escrito por Charles Baudelaire. Se trata de un homenaje que el poeta hace al pintor más envolvente de su tiempo. El binomio “Baudelaire-Delacroix” que aparece en la contraportada del libro hace referencia a la conexión de las artes y a la admiración de los artistas entre sí.
El espectador se siente abrumado ante el contenido literario de las obras de Delacroix. Lord Byron, la moda, la situación política o el gusto de la época están presenten, palpitan a nuestro alrededor y nos conducen a la lectura congelada: un momento de ensimismamiento para comprender y reflexionar sobre las obras de arte que el visitante ha visto.
Turno de noche: 2012 es una vista determinada de una ciudad determinada: Madrid. Nuestra relación con la ciudad depende tanto de la luz solar como de la luz lunar. De una forma natural, nos acercamos e interactuamos con las grandes urbes, las recorremos a pie, en transporte público o con nuestro propio coche, moto y, últimamente, mucha bicicleta, que está más acorde con la sostenibilidad del medio ambiente y la filosofía “slow” , que va ganando terreno a la vorágine de la ciudad. La vista y el recuerdo de la metrópoli están condicionados al punto de vista o al lugar geográfico en el que nos encontremos, de la misma forma varían los sentimientos que tenemos hacía ella.
Cuando estamos dentro, la ciudad puede convertirse en una cárcel de cielo gris, edificios altos, tráfico de personas y laberinto de turistas; cuando estamos fuera, la ciudad se convierte en deseo: un día lo tuve, lo perdí y ahora lo quiero. Es el momento en el que entran en juego los héroes como Ulises, que abandona Ítaca por su deber con la guerra y después de 10 años de Odisea la anhela más que nunca. Los héroes y las heroínas actuales se han visto, en ocasiones, obligados a reemplazar el centro de la ciudad por la periferia, incluso, a veces, por ciudades dormitorios o pueblos. Desde allí acuden a diario al trabajo; el medio de vida está en la ciudad de edificios imponentes y emblemáticos que se levantan al fondo. Desprenden luz y humo, que se mezclan en el horizonte creando una línea a modo de meta: welcome back to the city.