martes, 17 de abril de 2012

Mezquita-Catedral de Córdoba


      Adentrarse en ese edificio tan representativo de Córdoba (BIC de los inmuebles) y hacer un viaje en el tiempo a través de los elementos constructivos y decorativos es fascinante. Hay características, detalles y formas que nos sitúan en un siglo y no en otro, en una ampliación 
       y no en otra. 
Mezquita-Catedral de Córdoba, vista aérea



















    
  En la vista aérea se distinguen perfectamente las naves perpendiculares al muro de quibla (el opuesto al minarete), en el que está el mihrab, digamos que el altar, si lo asemejamos a nuestro culto, y que se cubre con una cúpula octogonal. Esa parte corresponde a la última ampliación por el sur: la de Al Hakam II (961-971). 

Plano cuya referencia es que el Patio de los Naranjos
está al norte. 
     

      Entre el mihrab y el patio de los Naranjos se encuentra una estructura más reconocible por nosotros debido a los arbotantes y al tejado a dos aguas, por ejemplo, es la capilla del Lucernario, el lugar que se considera catedral cuya advocación es a Santa Maria y recibe el nombre de Catedral de la Asunción de Nuestra Señora. La capilla del Lucernario está colocada donde se situó el antiguo mihrab, el que correspondía a la ampliación de Abd al Rahman III (951-958).



Puerta de los Visires o Puerta de San Esteban


    

             La famosa puerta de San Esteban se sitúa al       Oeste que traducido en la imagen sería a la derecha según la vemos el plano y justo pasado el patio (en la parte naranja, la que corresponde a la primera construcción, la de Abd al Rahman I ( 784- 788).  De forma que si, tenemos situado el Oeste, ya sabemos orientar el resto: al norte el minarete ( en el patio de los Naranjos, zona verde en el plano),  al sur el muro de quibla (zona marrón en el plano), al este la ampliación de Almanzor (987-994. Zona azul en el plano)  y al oeste, la puerta de San Esteban o  antiguamente la puerta de los Visires.

      La puerta de los Visires daba acceso a la sala de oración y estaba enfrentada al palacio de gobierno, "por lo que cabe suponer"dice el profesor Antonio E. Momplet en su libro El arte hispanomusulman- "apoyándonos en su nombre, que fuese la principal para el acceso de personalidades al recinto, incluido el propio emir".

      Hay que destacar la orientación del muro de quibla en Córdoba, normalmente este muro se sitúa mirando hacia La Meca, sin embargo, aquí se desvió hacía el sur respecto a la ciudad santa. Dice Momplet que "la explicación más admitida sobre este esto lo achaca a que se imitase la orientación de las grandes mezquitas omeyas de Oriente situadas en la zona de Siria y que quedaban, por tanto, al norte de la Meca".

      La mezquita se levanta en el solar donde estaba la basílica visigoda de San Vicente. Para esa primera construcción, la que enmarca en el emirato de Abd al Rahman I ( 784-786), se aprovecha el solar preexistente y también los elementos constructivos: se utilizan columnas romanas y visigodas. Todas éstas se apoyaban en basa de forma que la parte que corresponde a Abd al Rahman I, la parte más antigua, es la única en la que las columnas tienen basa. 

Columnas con basa
    
     Si leemos sobre este asunto en el manual El arte hispanomusulman, nos encontramos con que "la cimentación empleada fue individual para cada soporte,y esta circunstancia, unida a su escasa calidad, debió ser causa fundamental de muchos de los problemas de estabilidad que el edificio hubo de sufrir desde sus primeros tiempos". Son problemas que hoy día se pueden observar: cada soporte en esa parte ha cedido de forma desigual. Así que, la cimentación en la ampliación de la sala de oración, a partir del siglo siguiente, ya se hizo corrida. A la hora de ampliar, ya con Abd al Rahman II (833-848), se enfrentaron al hundimiento desigual que se estaba produciendo en la primera sala de oración. La solución fue rellenar el terreno y elevar el suelo de la antigua sala de oración cubriendo las basas de las columnas... Ese es el motivo por el que en la ampliación de Abd al Rahman II las columnas se emplearon sin basa para dar homogeneidad al edificio. 
      La foto que muestra, en la actualidad, las columnas con basa se debe a la recuperación del suelo original de la sala de Abd al Rahman I que se llevó a cabo en el siglo XX. De ahí, el desnivel entre ambas naves. 

      En esta primera parte, los arcos de herradura son de tipo visigodo. Esto es otra característica que nos habla de un siglo y no de otro y que lo diferencia de los arcos de herradura hispanomusulmanes.

    
      La diferencia formal es que  el peralte (la altura) del arco hispanomusulmán es más acusado y las dovelas (piezas en forma de cuña que componen el arco) se colocan desde la línea de impostas (el arranque) de forma horizontal y llegando a la parte alta se inclinan. También es reconocible porque el arco está enmarcado por un alfiz, un recuadro que enmarca el arco.
      







      Cuando veamos estos arcos hay que pensar en la época del emirato o, posteriormente, del califato. El alfiz se convierte en una de las fórmulas características y originales de la arquitectura hisponomusulmana. Los antecedentes pueden buscarse en la arquitectura islámica y en las soluciones decorativas de tradición romana. 

Arco herradura de la época del califato. Entrada al mihrab de Al Hakam II

 Para seguir aprendiendo e investigando sobre la mezquita de Córdoba, recomiendo el libro-manual que antes he citado: El arte hispanomusulman, Antonio E. Momplet Mínguez. Ediciones Encuentro. Madrid 2004.  (con el que tantas veces estudié)



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