jueves, 29 de marzo de 2012

"Por mi trabajo, arriesgo mi vida y mi razón"



Autorretrato y fotografía.

Mañana, 30 de marzo, se cumplen 159 años del nacimiento de Vincent Van Gogh, que nació en 1853 y terminó con su vida en 1890. 
  
Por cuestiones temporales se le clasifica como pintor postimpresionista, sin embargo, es mucho más; casi puede recoger todos los "ismos":  por su pincelada y empatía con el espectador es "expresionismo"; por sus trazos, "surrealismo", por su disposición en el lienzo, "cubismo" o por su nocturnidad lunar.... "romanticismo". 


La semana pasada, el "martes de hallazgos", se le atribuyó  la autoría de una obra que se creía anónima:  un lienzo de 100 x 80 cms , que resultó ser  “Bodegón con flores oreja de ratón y rosas” o “Naturaleza muerta floral con amapolas y rosas”.


Bodegón con flores oreja de ratón y rosas, 1886.
Van Gogh realiza esta obra  ya en París en 1886. Hay matices importantes en cuanto a las fechas de la ejecución y la causa de la atribución.
Es obligatorio conocer que Vincent reutilizaba hasta tres veces sus lienzos… 
(uno, porque era habitual; dos, porque su situación económica hacía que lo fuera). De forma que: debajo de esta naturaleza muerta floral había una escena de lucha libre entre dos hombres, que había pintado durante su estancia en la Escuela de Bellas Artes de Amberes en 1886, antes de viajar a Francia.



Escena de lucha libre entre dos hombres. Estaba debajo del
Bodegón encontrado. 

La cuestión de este asunto es que  hay noticia de esa escena de lucha libre en una carta que Van Gogh le escribe a su hermano Theo. En esa nota se refiere a este cuadro como  "una cosa muy grande con dos torsos desnudos, dos luchadores", que le han quedado bien. 
Es curioso, dice "grande" porque esta medida no es habitual en su obra, de hecho, es la más grande de su trayectoria. Así que, las dimensiones de esta escena fueron, en principio, un factor por el que se descartó la autoría de Van Gogh. Sin embargo, cuando los restauradores del museo holandés Kröllen Müller usaron la técnica de  rayos X , confirmaron que debajo de esa naturaleza muerta, efectivamente, se encontraba la escena de lucha libre de la que sí había documentación. Por lo tanto, éste fue el paso clave para atribuir la autoría al pintor holandés. 

Pictoricamente, la pincelada de las margaritas (a un lado de las amapolas) coincide con los años de París: es un trazo inquieto que tiene semejanza con los famosos girasoles que vendrán después. Aquí ya se puede ver que el trazo del pincel es más suelto y eso indica que ya ha conocido el trabajo de los impresionistas: llegó a tiempo para  ver la última exposición impresionistas y quedó asombrado por el colorido de la paleta; unos colores que tenían un brillo que Van Gogh jamás había visto antes...

Ese trazo inquieto que se aprecia en esta obra, será seña de identidad de Van Gogh.

Lo último, y más interesante, que leí sobre él fue en La Historia del Arte del profesor Gombrich, cuyas palabras me ayudaron a entender el leitmotiv de su pintura, especialmente, de la obra del final de su carrera, cuando los nervios y las crisis mentales hacían de él una marioneta.  En una carta, Van Gogh comparaba su pincelada con la escritura… 

El símil no puede ser más acertado: "Él pintó como otros escriben" , dice Gombrich, que además, señala: “Así como en la forma de escribir una carta los rasgos de la pluma sobre el papel comunican algo de los ademanes del que la escribe, y así como instintivamente sabemos cuándo una carta ha sido escrita bajo los impulsos de una emoción,  así las pinceladas de Van Gogh nos comunican algo de su estado de espíritu”. Sublime.

Campo de trigo con cipreses, 1889.

Noche estrellada sobre el Ródano, 1888.






martes, 20 de marzo de 2012

#VivaLaPepa

Se cumplió el Bicentenario: el 19 de marzo de 1812 se promula la primera Constitución española en la plaza de San Felipe de Neri, a las puertas del Oratorio, en Cádiz. 
Hay arte en torno a este acontecimiento; aunque las obras no tengan mucho de revolucionarias, pictóricamente hablandoson testimonio de un momento importante de nuestra historia, así que, cada cierto tiempo, cuando se conmemoren años de esa Constitución, que apenas duró dos años, saldrán los nombres y las obras de quienes se encargaron de documentar de forma plástica esta historia. 
Éstas son: El Juramento de las Cortes de Cádiz de Casado del Alisal y La promulgación de la Constitución de 1812 de Salvador Viniegra. 




 A José María Casado del Alisal le encargaron El juramento de las Cortes de Cádiz  para el Salón de los Diputados: fue la obra que le dio la gloria… Se pintó unos 50 años después de 1812,  en 1863.
Hay elementos del realismo en la composición  y el detalle de las figuras, por ejemplo. Sin embargo, llama la atención  la forma de representar: es una escena solemne y se presenta en un ámbito reducido y sin grandes alardes de grandiosidad. Parece una reunión de intelectuales de la más íntima condición, asunto, por otra parte que no dista mucho de la realidad, ya que éstos eran unos pocos: eran tiempos en los que el conocimiento no estaba tan democratizado. 


Salvador Viniegra  realizó La promulgación de la Constitución de 1812 100 años después, en 1912, con motivo del primer centenario de la Carta Magna.
 El encargo vino del Museo Histórico de Cádiz, que quería una obra que homenajeara y plasmara este gran acontecimiento.
La pintura representa la lectura pública del texto en la Plaza de San Felipe Neri, ante el pueblo soberano y las autoridades.  Allí está el oratorio dedicado a San Felipe Neri y es donde, históricamente, se discutió y aprobó la Constitución. 
Actualmente la obra está en el Museo de las Cortes de Cádiz. 

Si se conoce la historia, el detalle que cuento a continuación es evidente, sin embargo, no deja de ser relevante porque lo evidente es más difícil de explicar que lo complejo. Ahí va: 
En las obras no aparece el rey. Estaba en el exilio y fueron los burgueses ( más intelectuales) quienes se encargaron de escribir una constitución con la intención de que el rey, Fernando VII, cuando volviera la firmara… Se equivocaron: no sólo no la firmó, si no que la derogó en 1914. 
La constitución establecía el sufragio universal masculino , la soberanía nacional, la monarquía constitucional, la separación de poderes y la libertad de imprenta, entre otras cosas. Aspectos todos, que desfavorecían los derechos absolutos del monarca Fernando VII, con el que, por cierto, Goya no simpatizaba. 


Fernando VII con manto real. Goya hacía 1814. En el Museo de El Prado (Madrid)


Es casi inevitable hablar de Francisco de Goya en este contexto de principios de siglo XIX. Como hombre preocupado por su tiempo, encontramos una Alegoria de la Constitución de 1812, con fecha de 1812.
Esto demuestra que, a parte de la pintura de historia, se utilizaban otros géneros para reflejar estos temas. 
La obra es también conocida como La verdad, el Tiempo y la Historia o como España, el Tiempo y la Historia.  Lo curioso de ésta es que fue un encargo de Godoy a Goya e influida por los aires franceses:  la primera Constitución en Francia se promulgó en 1791 y fue aceptada por el rey Luis XVI.

Alegoría de la Constitución de 1812. Goya. 

La obra está en el Museo Nacional de Estocolmo (Suecia). 
La interpretación de esta Alegoría como la Alegoría de la Constitución es la siguiente: se considera que la figura central es España y que el anciano que la lleva es una figura de la nueva época que comienza.  España, con indumentaria blanca, lleva en una mano la Constitución de Cádiz de 1812 y en la otra un cetro, que simboliza la superioridad de la Constitución sobre el Régimen Absolutista. 
En primer plano estaría la Historia, anotando el suceso a la vez que pisa el antiguo corpus jurídico.  También  aparece desnuda,  pues la Historia debe ser fiel y verdadera.

lunes, 5 de marzo de 2012

Entre mármol y piel




Hermafrodita durmiente (réplica de un original griego del siglo II a.C y atribuido a Policleto)




Han tenido que pasar casi dos siglos para que 65 de las casi 700 esculturas, que pertenecieron a la Colección Borghese, hayan regresado a casa (pero no para quedarse) con motivo de los 150 años que conmemoran  la Unificación Italiana. 

Actualmente, estas esculturas se encuentran en Francia, en el Museo del Louvre y llegaron allí porque en el año 1807, en plena expansión, Napoleón se llevó a París las 695 esculturas del fondo antiguo de la Colección Borghese que por aquel entonces estaba en manos de Camilo Borghese, marido de Paulina Bonaparte, es decir: su cuñado.
La cantidad que acordaron por estas piezas fue 13 millones de francos en los que se incluían los costes de la restauración de las obras; pero Napoleón nunca llegó a pagar esa cantidad… y sólo entregó a su cuñado 8 millones. Para compensar la pérdida, Camilo Borghese compró otras obras de arte clásico pero no llegaron a ser de la misma calidad y además, Napoleón le nombró gobernador del Piamonte. 

Y decía que no han regresado para quedarse porque forman parte de una exposición que ha organizado la Galería Borghese junto con el Louvre: “Los Borghese y lo antiguo”, hasta el 9 de abril en Roma. 

En relación al título de la muestra, leía el otro día un artículo  en la revista “Descubrir el Arte”, decía que el enunciado no da ninguna pista de lo expuesto porque 
·        "Básicamente sólo hay escultura ( excepto algún vaso o jarrón)"
·        "Son esencialmente de mármol"
·      "  y de una época muy concreta del arte griego: el Helenismo y la época romana, que copió los originales griegos más antiguos y que gracias a esas copias, se han conservado"

Es bueno conocer estos matices, aunque la belleza y la calidad de las obras, hacen que no sean relevantes a la hora de dar un paseo por esta colección.

Lo que encontramos son las copias romanas que proceden principalmente del periodo helenístico (a partir del siglo II a. C.) y muestran el lado más lúdico y amanerado . ((“Amanerado” que tiene que ver con “Manierismo” y “Manierismo” que tiene su origen en “manera”, es decir, que lleva implícita la  forma propia o el proceder del escultor))

De forma que las esculturas ya tienen otro movimiento, otras expresiones: se han superado las “dificultades” del periodo arcaico, con lo cual son obras con movimiento y flexibilidad… y se ve muy bien en “Sileno y Baco niño”,  datada entre el siglo I y II d.C y una réplica de un original de Lisippo ( segunda mitad siglo IV aC). 
Sileno, es un sátiro de la mitología griega, tiene en brazos a Baco, el dios del vino y de las “bacanales” ( de ahí el nombre…), y está apoyado en el tronco de un árbol de una forma tan delicada que no parece que sea necesario ese punto de apoyo para que se mantenga en pie…

Sileno con Baco niño ( siglo I-II d.C, réplica de un original de Lisippo de la segunda mitad del siglo IV a.C)

Otra de las piezas que están expuestas es “Venus Borghese”,  de Antonio Canova e inspirada en Paulina Bonaparte, que está recostada en un diván cuyo colchón puede sentirse a simple vista por los pliegues del material. Tratar el mármol, un material tan duro, de esta manera es realmente asombroso. 

Venus Borghese ( Antonio Canova, 1804-1808) 

"Apolo y Dafne" de Bernini es una de las pieza que mejor ilustran el movimiento, ese momento álgido del mito cuando se está representando el drama, cuya etimología griega quiere decir "acción". Y efectivamente, es un, dos, tres... ¡acción! y la metamorfosis de Dafne empieza en sus manos que se están convierto en laurel. 

Apolo y Dafne (Bernini, 1625) 
  Es un juego perfecto: El laurel será uno de los atributos del dios Apolo y así todo cuadra. 

En la mitología clásica las tragedias y los dramas 
más insoportables para el ser humano nunca dejan de ser bellos porque nunca pierden la mesura, el canón ni la proporción. 

Apolo y Dafne (Bernini)