martes, 12 de junio de 2012

Estilo Acuchillado: moda "in" del siglo XVI


Es muy interesante y un tema, por lo general, poco tratado: la moda de la época vista a través de las pinturas u otras manifestaciones plásticas del arte. 

Nos fijamos en la moda del siglo XVI, en concreto, en la de Alemania y, en particular, en la de la región de Sajonia, a  través de dos retratos realizados por el pintor alemán Lucas Cranach el Viejo: son los Duques de Sajonia, Enrique el Piadoso y  su esposa Catalina de Mecklemburgo .  Vivieron a caballo entre el siglo XV y XVI con lo cual eran personas que arrastraban aún las costumbre góticas pero que ya habían ido incorporando  los cambios de la nueva época: el Renacimiento…

Precisamente, del Renacimiento viene la moda que ellos visten: el estilo acuchillado  que surgió  de la Guerra de Borgoña:  para celebrar la victoria sobre Carlos el Temerario ( en 1477. Bisabuelo del emperador español Calos I),  los  soldados suizos intentaron ponerse la ropa de los borgoñeses para humillarlos… Al ser muy estrechas, tuvieron que hacer cortes en ellas …
El acuchillado se caracteriza por tener las costuras abiertas, o cortar deliberadamente una prenda dejando visible el forro de la misma.
Se aprecia muy bien en una prenda que viste Enrique el Piadoso , el TABARDO , (es la prenda que lleva encima de todo )una capa con mangas con numerosos acuchillados. En algunos casos, se llegaron a realizar tabardos con casi 5000 cortes. Antes de ser una capa civil era un atuendo usado en el campo de batalla para ocultar armaduras o armas blancas.  Y en los CALZONES (antecedente del pantalón).
Enrique el Piadoso, Lucas Cranach el Viejo. 1514

También se ve ese estilo acuchillado en las mangas a la altura del codo del vestido de la duquesa de Sajonia.

En cuanto a los tejidos:
·    El vestido de Catalina es de seda y con un estampado característico del siglo XVI.
·     El atuendo de Enrique el Piadoso es de seda aterciopelada. Son tejidos lujosos que mostraban el estatus social.


Catalina de Mecklemburgo, Lucas Cranach el Viejo. 1514











Los zapatos ya no eran de punta como en el siglo XV, ahora son de puntera redonda o cuadrada y en tonos oscuros y lisos. Para hombres y mujeres.
Los duques llevan tocados… esa moda viene también del Renacimiento, cuando se abandona la norma de que la mujer debía ocultar su cabello… así que se pasa del velo que lo cubría todo a los sombreros o tocados de fantasía tanto para los hombres como para las mujeres. 

martes, 22 de mayo de 2012

El pintor de cine: Edward Hopper

En menos de un mes, Edward Hopper estará en España. A partir del 12 de junio, el Museo Thyssen acoge una retrospectiva, la más importante hecha hasta ahora en Europa. 


Hay que situarle en Estados Unidos. Nació en 1882 y murió en 1967. 
Desarrolló su carrera a partir de los 20's  en su país natal pero previamente había viajado a Paris para ver la obra de los impresionistas… que, paradójicamente, eran los más influyentes en el panorama plástico de aquellos años.  Además, crece en un contexto artístico en el que Europa era la inspiración y ser un artista que trabajaba en París o en Londres era un punto a tener en cuenta en el curriculum vitae de cualquier pintor que se preciase.

La obra de Hopper tiene mucho que ver con su personalidad:  él era un hombre de pocas palabras y silencioso y decía que prefería pintar una escena a narrarla. En cuanto a la temática, supo mirar a su alrededor con los ojos de un extranjero y plasmar en el lienzo la esencia y la condición de la sociedad norteamericana de los años 30, 40, 50… 
Ese gusto por lo propio, por el hecho, quizá narcisista, de mirarse al espejo fue algo que cuajó perfectamente en la sociedad norteamericana de la época. 
Sin embargo, no lo hacía desde un punto de vista festivo sino desde un punto de vista melancólico y reflexivo. Y daba a sus escenas un toque de cine negro, de thriller psicológico… que por esos momentos era un género que estaba de moda. De hecho, muchas obras pueden parecer fotogramas de película de cine y es más, los directores de cine negro eran muy admiradores de las obras de Hopper y se fijaban en ellas en busca de inspiración.

Noctámbulos, 1942

Estos "noctámbulos" son un magnífico ejemplo que ilustra muy bien este punto en común con el cine. 
Es un cuadro de 1942, aunque no está directamente relacionado con la Segunda Guerra Mundial, si que refleja la angustia y ansiedad de la mitad del siglo XX.
Es una escena nocturna, de bar, vista a través de una gran cristalera y desde un ángulo  propio de las características del cine negro. 
En el bar hay tres clientes y el camarero, que parecen estar atrapados en un cubículo de luz, no hablan entre ellos, están ensimismados porque son personajes con tanta carga emocional que les resulta imposible relacionarse…. Como esos prototipos de cine negro..
Hopper no da ninguna narrativa a la obra, de forma que cada espectador, se inventa la suya… da pie a que no se sepa si se van o acaban de llegar, si van a tramar algo o ya lo han hecho, si son conocidos o no…  Es una escena fascinante tomada a mitad del relato y con unos personajes y una luz poderorísima que implican una acción que está contenida pero que en cualquier momento va a explotar.
Cada vez que pienso en Edward Hopper no puedo evitar recordar aquella soberbia película dirigida por Bily Wilder en 1944 cuyos protagonistas eran Fred MacMurray y Barbara Stanwyck, mujer fatal por excelencia, candidata cuatro veces a los Oscar y ganadora de un honorífico en 1982; no puedo no revivir a  aquellos personajes de la película Double Indemnity, es decir, Perdición

lunes, 23 de abril de 2012

Visión, vista, ojo: Odilon Redon

 Enhorabuena a la Fundación Mapfre por la fantástica e importante exposición dedicada a este "simbolista". Aunque cueste creerlo, es la primera que se hace en España y la muestra no se la dedica uno de los grandes museos si no una Fundación.
Gracias a ella y 
El pólipo deforme llegaba por las riberas, cual suerte de cíclope
 sonriente y horrible
en colaboración del Musée de'Orsay (París),
 en Madrid se puede disfrutar
 (hasta el día 29 de abril)
 de esta destacable muestra 
que abre los ojos (nunca mejor dicho) hacía el precursor de muchas 
y tantas imágenes a las que nuestra vista está acostumbrada
 y que, al contrario de como se 
suele pensar, no son genuinas. 


Odilon Redon nació en Burdeos ( la ciudad donde Goya murió) en 1840 y murió en Paris en 1916. 
Esa coincidencia con Goya es más fuerte de lo que parece: el pintor español fue una gran influencia para él, sobre todo, las Pinturas Negras y los Caprichos.  
Odilon Redon era de la generación de los Impresionistas, de hecho nació el mismo año que Claude Monet, convivió con ellos pero sus temas siempre han caminado en paralelo y, es posible, que la figura del grupo impresionista ensombreciera la de Redon puesto que se ha mantenido oculto durante años, incluso en los programas universitarios. 


Fue una persona atraída por la imaginación y el subconsciente y, como decía antes, jugó un papel fundamental en el origen del arte moderno: el precursor, el padre, el visionario ... sin duda, el que, valga la metáfora, cogió una linterna y se metió a explorar un mundo, en esos momentos, impensable, es decir, inexistente para el arte. 


¡Qué curioso: unos 40 o 50 años años después nace el Surrealismo! 


Escena de la película Un perro andaluz de Buñuel. 


Visión Odilón Redon



Ese movimiento que cerraba los ojos para viajar al mundo interior y dar rienda suelta a los  instintos. Un mundo en el que la supremacía la tenía la vista.  El ojo de Un perro andaluz simbolizaba la vista arcaica, rancia que había que cortar: el punto de vista centralizado debía sustituirse por el periférico.  Es ese sentimiento de catarsis y lucha contra el pasado que ,de forma tan pasional y activista, proclamaban los manifiestos de vanguardia.


 Cuando los dibujos o las pinturas de Odilon Redon cerraban los ojos, inmediatamente, se ensimismaban, miraban hacía dentro con la consecuencia directa de echar a volar la imaginación. En ese mundo no hay límites sino mezclas. Estas tres obras de Redon pueden ser un ejemplo del sueño: se cierran los ojos y van apareciendo las imágenes del subconsciente:




                                       

Imágenes propias de la fantasía del mundo no real, de los sueños... donde afloran personajes que tienen que ver con la literatura de Shakespeare... 


Viendo esto, el espectador se da cuenta de lo poco que se ha avanzado en el mundo de la ilustración fantástica o en el género cinematográfico de la ciencia ficción... 
En Odilon Redon está el imaginario daliniano  y el método paranoíco-crítico: cuando era un niño, su padre le hacía ver en el cielo las formas cambiantes y la aparición de seres extraños. Es exactamente, el mismo "juego" de superposición de imágenes del que habla Dalí y por el que "institucionaliza" el método paranoíco-crítico: en las cosas más inofensivas y cotidianas, se esconde algo tormentoso e inquietante.  El ejemplo por excelencia es el "Mito trágico de El Angelus de Millet". 


La Araña sonriente de 1881, recuerda a la forma que adoptaría la madre de Louise Bourgeois
La Cocha a las formas orgánicas y esos cóncavos y convexos de Georgia O'Keeffe, que vienen de los surrealistas con esos temas "de lo blando y lo duro" . Influencia que no es de extrañar porque Odilon Redon participó en la Exposición Internacional de Arte Moderno  "Armory Show" que se celebró en 1913 en Nueva York y en la que estaba muy cerca el fotógrafo Alfred Stieglitz, con quien se casaría O'Keeffe. 

(La primera imagen corresponde a la obra Concha de Odilon Redon y la segunda a la obra Dos conchas de Georgia O'Keeffe)



Además de estas reminiscencias, la obra de Redon tiene puntos de conexión con los visionarios Fussli y Blake, con los prerrafaelitas o los simbolistas como Gustave Moreau, junto con quien a Redon se le ha metido en el cajón de "pintor simbolista".  Y sí, simbolista es, la distinción es que él hacía "simbolismo" cuando nadie lo pensaba, cuando a ese mundo no se le daba importancia ni cabida en las manifestaciones plásticas y cuando la moda eran los paisajes impresionistas y las vistas cotidianas de París. 

martes, 17 de abril de 2012

Mezquita-Catedral de Córdoba


      Adentrarse en ese edificio tan representativo de Córdoba (BIC de los inmuebles) y hacer un viaje en el tiempo a través de los elementos constructivos y decorativos es fascinante. Hay características, detalles y formas que nos sitúan en un siglo y no en otro, en una ampliación 
       y no en otra. 
Mezquita-Catedral de Córdoba, vista aérea



















    
  En la vista aérea se distinguen perfectamente las naves perpendiculares al muro de quibla (el opuesto al minarete), en el que está el mihrab, digamos que el altar, si lo asemejamos a nuestro culto, y que se cubre con una cúpula octogonal. Esa parte corresponde a la última ampliación por el sur: la de Al Hakam II (961-971). 

Plano cuya referencia es que el Patio de los Naranjos
está al norte. 
     

      Entre el mihrab y el patio de los Naranjos se encuentra una estructura más reconocible por nosotros debido a los arbotantes y al tejado a dos aguas, por ejemplo, es la capilla del Lucernario, el lugar que se considera catedral cuya advocación es a Santa Maria y recibe el nombre de Catedral de la Asunción de Nuestra Señora. La capilla del Lucernario está colocada donde se situó el antiguo mihrab, el que correspondía a la ampliación de Abd al Rahman III (951-958).



Puerta de los Visires o Puerta de San Esteban


    

             La famosa puerta de San Esteban se sitúa al       Oeste que traducido en la imagen sería a la derecha según la vemos el plano y justo pasado el patio (en la parte naranja, la que corresponde a la primera construcción, la de Abd al Rahman I ( 784- 788).  De forma que si, tenemos situado el Oeste, ya sabemos orientar el resto: al norte el minarete ( en el patio de los Naranjos, zona verde en el plano),  al sur el muro de quibla (zona marrón en el plano), al este la ampliación de Almanzor (987-994. Zona azul en el plano)  y al oeste, la puerta de San Esteban o  antiguamente la puerta de los Visires.

      La puerta de los Visires daba acceso a la sala de oración y estaba enfrentada al palacio de gobierno, "por lo que cabe suponer"dice el profesor Antonio E. Momplet en su libro El arte hispanomusulman- "apoyándonos en su nombre, que fuese la principal para el acceso de personalidades al recinto, incluido el propio emir".

      Hay que destacar la orientación del muro de quibla en Córdoba, normalmente este muro se sitúa mirando hacia La Meca, sin embargo, aquí se desvió hacía el sur respecto a la ciudad santa. Dice Momplet que "la explicación más admitida sobre este esto lo achaca a que se imitase la orientación de las grandes mezquitas omeyas de Oriente situadas en la zona de Siria y que quedaban, por tanto, al norte de la Meca".

      La mezquita se levanta en el solar donde estaba la basílica visigoda de San Vicente. Para esa primera construcción, la que enmarca en el emirato de Abd al Rahman I ( 784-786), se aprovecha el solar preexistente y también los elementos constructivos: se utilizan columnas romanas y visigodas. Todas éstas se apoyaban en basa de forma que la parte que corresponde a Abd al Rahman I, la parte más antigua, es la única en la que las columnas tienen basa. 

Columnas con basa
    
     Si leemos sobre este asunto en el manual El arte hispanomusulman, nos encontramos con que "la cimentación empleada fue individual para cada soporte,y esta circunstancia, unida a su escasa calidad, debió ser causa fundamental de muchos de los problemas de estabilidad que el edificio hubo de sufrir desde sus primeros tiempos". Son problemas que hoy día se pueden observar: cada soporte en esa parte ha cedido de forma desigual. Así que, la cimentación en la ampliación de la sala de oración, a partir del siglo siguiente, ya se hizo corrida. A la hora de ampliar, ya con Abd al Rahman II (833-848), se enfrentaron al hundimiento desigual que se estaba produciendo en la primera sala de oración. La solución fue rellenar el terreno y elevar el suelo de la antigua sala de oración cubriendo las basas de las columnas... Ese es el motivo por el que en la ampliación de Abd al Rahman II las columnas se emplearon sin basa para dar homogeneidad al edificio. 
      La foto que muestra, en la actualidad, las columnas con basa se debe a la recuperación del suelo original de la sala de Abd al Rahman I que se llevó a cabo en el siglo XX. De ahí, el desnivel entre ambas naves. 

      En esta primera parte, los arcos de herradura son de tipo visigodo. Esto es otra característica que nos habla de un siglo y no de otro y que lo diferencia de los arcos de herradura hispanomusulmanes.

    
      La diferencia formal es que  el peralte (la altura) del arco hispanomusulmán es más acusado y las dovelas (piezas en forma de cuña que componen el arco) se colocan desde la línea de impostas (el arranque) de forma horizontal y llegando a la parte alta se inclinan. También es reconocible porque el arco está enmarcado por un alfiz, un recuadro que enmarca el arco.
      







      Cuando veamos estos arcos hay que pensar en la época del emirato o, posteriormente, del califato. El alfiz se convierte en una de las fórmulas características y originales de la arquitectura hisponomusulmana. Los antecedentes pueden buscarse en la arquitectura islámica y en las soluciones decorativas de tradición romana. 

Arco herradura de la época del califato. Entrada al mihrab de Al Hakam II

 Para seguir aprendiendo e investigando sobre la mezquita de Córdoba, recomiendo el libro-manual que antes he citado: El arte hispanomusulman, Antonio E. Momplet Mínguez. Ediciones Encuentro. Madrid 2004.  (con el que tantas veces estudié)



lunes, 9 de abril de 2012

En la sala 26 de @laexpoexpandida: "Espacios Abandonados"


Giorgio De Chirico, La torre roja 2. 1914
Silencio en el barullo.
La ciudad es un motor social, político, económico y cultural. Lo que allí empieza se expande como la pólvora… El ruido, esa es la gran característica, del ir y venir de transeúntes, los flâneur en época de Manet, hacen de ella un lugar estridente y a la vez, silencioso puesto que la idea de la metrópoli de principios de siglo XX como un espacio individualista, introvertido y alejado de los sentimientos es algo que aún late en la relación entre ésta y los ciudadanos. Uno sabe que detrás, alrededor, al lado o en frente hay un espacio abandonado: entre tanto bullicio, tecnología, belleza, luz o movimiento, se levanta la ausencia.

 Esa ausencia ha provocado el abandono tanto de lugares que están dentro como fuera de los núcleos urbanos y las causas han sido varias:
Ø  Circunstancias sociales, culturales, políticas o económicas à despoblación, delincuencia, desempleo, desindustrialización, inmigración, guerras, crisis financieras…
Ø  Desastres naturales o accidentes nucleares ( el más conocido e importante: Chernobyl)
Ø  O simplemente, el paso del tiempo…

A la hora de abordar este tema, nos encontramos con que la historia mundial está repleta de estas circunstancias que, por supuesto, no han sido, ni son, ajenas al arte. Como testigo de su tiempo, las manifestaciones artísticas han desenfocado el centro para enfocar la periferia: el submundo. El movimiento “Urbex” o “Urban Decay”, es esa exploración urbana que nace del deseo de adentrarse en los espacios abandonados.
En este contexto, el artista se ha convertido en un explorador que se introduce en estos mundos congelados y reflexiona sobre el paso del tiempo y la degradación,  la condición humana y el contraste entre el silencio de éstos con el ruido de aquellos.

Estragos del tiempo: vuela la imaginación.
Julia Solis, es una artista estadounidense, involucrada en la corriente “Urbex” y conocida por las fiestas que organiza en los túneles del metro de Nueva York. Su indagación en los espacios abandonados llega hasta tal punto que le ha hecho introducirse en el cine y es productora ejecutiva de “American Ruins”.

Estación central de Michigan

El objetivo de su cámara se convierte en un topo que llega hasta los sitios más insospechados. Solis se cuela en cualquier espacio e incluso, hace de su trabajo personal, una experiencia colectiva puesto que tiene una agencia de viajes en internet: Dark Passage. En ella ofrece excursiones con tres niveles de riesgo: el más sencillo es infiltrarse en un complejo de patinaje sobre hielo abandonado; el más complicado es pasear por los túneles del metro sin ser atropellado.

Beautiful Things

 Todas las imágenes que a continuación se suceden pertenecen a su trabajo “Darkpassage” (2010): una serie de fotografías en las que muestra la soledad de los espacios públicos. Ella enfoca el destierro que han sufrido esos espacios, que aluna vez fueron lugares muy transitados y ahora son una realidad aislada y triste.

Este es (o fue)  el  Hotel Psychedelia, icono de la modernidad y de la decrepitud. La imagen es tan poderosa que deja de ser plana para adoptar una dimensión sensorial… parece que el polvo del desperfecto nos ensucia la mirada…

Hotel Psychedelia

Ciertamente, es incómodo y, a la vez, fascinante ver esos espacios degradados, sucios y fantasmagóricos. La imagen del morbo está servida en los teatros, las fábricas de papel, las escuelas o las prisiones…






























Teatros Abandonados














Este tipo de fotografía que se adentra en el submundo, tiene un alto contenido psicológico, apunta directamente al botón que dispara el subconsciente y la imaginación del espectador y hace que toda la información de lo que fueron estos lugares se nos quede corta. Queremos saber más de lo que muestran.  




Escuela

La vida, el progreso, la ciencia se quedaron atrapadas… La imaginación se dispara…


















Prisión Farm




















Signo de desindustrialización
Uno de los casos más relevantes es el de las minas de carbón en Hashima Island. La ciudad de esta isla fue creada ex profeso, en 1887, en Japón para el desarrollo de una comunidad dedicada a la minería del carbón.  Se convirtió en punto de referencia y ejemplo de la industrialización que estaba llevando a cabo el país desde finales del siglo XIX.
Ya se sabe lo que pasa con las materias primas: no son eternas… En los 60’s el petróleo fue reemplazando al carbón y empezó la cuenta atrás para el cierre de las minas de carbón de todo el país. Las de Hashima Island cerraron en 1974 dejando un espacio vacío, destruido y escalofriante que ha dado lugar a que el sitio se conozca como “Ghost Island”



En sus orígenes, la isla fue habitada por 500 coreanos forzados a trabajar durante la II Guerra Mundial: entre 1939-1945. Hashima Island tenía poco más de un kilómetro cuadrado de extensión pero con el año 1959 llegó a alcanzar una densidad de población de 83.500 personas/km², lo que supuso una de las mayores densidades de población registradas en el mundo.

 
Escuela en los años 40























             Ciudad habitada y en constante producción

 
Ese aumento de población supuso una nueva organización en las viviendas. Para albergar a estas familias trabajadoras, se construyeron, por primera vez en Japón, bloques de apartamentos de hormigón armado. Actualmente se encuentran en estas condiciones:


 Bloques de edificios abandonados


Después de 35 años cerrada, en 2009 la Isla se abrió como atracción turística, de forma que miles de curiosos se acercan en barco para ver estas ruinas.
Ni decir tiene que no sólo los ojos de los visitantes son los que se han parado a contemplar esta isla, también lo han hecho los de los artistas. En 2009, Guillaume Corpart Muller y Jan Smith inauguraron la exposición "Fantasmas de Gunkanjima" en el centro cultural de la embajada de Japón en México. 

Cartel de la muestra




26 de abril de 1986, Chernobyl: una zona de exclusión.
El reactor 4 fue el lugar de la explosión en la central nuclear de Chernobyl. Fue un desastre que emitió 500 veces más radiación que la bomba atómica de Hiroshima en 1945. Sin aviso, la radioactividad llegó a los campos, al agua, a la población y a los que estaban de camino: al presente y al porvenir. Según los expertos, la herida de esta devastación tardará en cerrarse 25.000 años.
La central nuclear de Chernobyl se encontraba a una distancia de 3 kilómetros al norte de la ciudad de Pripyat, a 14,5 kilómetros al noroeste de la ciudad de Chernobyl,  a 16 kilómetros de la frontera Ucrania-Bielorrusia y a cerca de 110 kilómetros al norte de Kiev. 




La ciudad de Pripyat, junto a la estrella del mapa, nació el 4 de febrero de 1970 expresamente para ser el hogar de los trabajadores y sus familias de la central nuclear. Era uno de los tantos proyectos ideológicos del régimen comunista ruso: un cartel de propaganda hecho realidad bajo el mandato del presidente Leonid Brezhnev.

Ahora es una ciudad fantasma dentro de la zona de exclusión de Chernobyl. 


Valla que limita la zona de exclusión


La fotógrafa ucraniana Elena Filatova(1974) hizo un viaje en moto a la central nuclear de Chernobyl 18 años después y puso especial atención en Pripyat. En su página web se encuentra el material visual de este viaje así como unos diarios, de los que se dijeron que contenían más literatura que realidad…



Pripyat en la actualidad



















                                        Filatovalleva en sus manos un Geiger, medidor de radioactividad

























Parque de atracciones que se construyó para la Fiesta del 1 de Mayo (Día del Trabajo) de 1986



Robert Polidori ( 1951), fotógrafo de nacionalidad canadiense y afincado en Nueva York, cuyas fotografías son visualmente muy potentes y emocionalmente tienen una alta capacidad evocadora.  Pone su cámara al servicio de los desastres naturales (como Nueva Orleans después del huracán Katrina)  o artificiales. En el año 2001 le tocó el turno a las ciudades de Pripyat y Chernobyl.

 Quirófano de un hospital en Pripyat

 
Gimnasio de una escuela en Pripyat



El trabajo del fotógrafo Tom Bossi, le ha llevado a Estados Unidos, Berlín, Venecia, Yalta, Rumania y, entre otros, Chernobyl.  Con motivo de los 20 años de la catástrofe, Bossi visitó el área de exclusión. 


Reactor 4 de la central nuclear de Chernobyl

Es curioso ver la capacidad de permanencia de los símbolos.


 Lennin en la ciudad de Chernobyl



Magnitud 9: Fukushima
El 11 de marzo de 2011un terremoto y un tsunami en Japón, en la costa este del país, provocó el último desastre nuclear en la historia. El gobierno delimitó la zona de exclusión con un radio de 20 kilómetros alrededor de la central.
Un año después, en ese área sólo hay pueblos fantasmas…




Una calle al sur del Bronx
Charlotte Street situada en el South Bronx de Nueva York, se vio muy afectada por la pobreza y la delincuencia durante los 70’s. La consecuencia directa fue la quema de edificios y el abandono de las viviendas. En 1977 Jimmy Carter visitó la zona y la declaró como la peor de la ciudad de Nueva York.
Años después, en 1980, en Madison Square Garden, se celebraba la Convención Nacional del Partido Demócrata mientras que en Charlotte Street tenía lugar la Convención Popular a la que asistía el candidato republicano a la presidencia, Ronald Reagan, quien, en medio de los escombros, prometió reconstruir el lugar.






Ronald Reagan en Charlotte Street

Para este acto y en este contexto,  John Fekner ( 1940) artista neoyorkino de la generación de Jean Michel Basquiat, Jenny Holzer o Keith Haring, trabajó en la inclusión de mensajes en los edificios abandonados.















Decay
















Broken Promises/Falsas Promesas

















                                          Last Hope















                                   Save our school



                                                                                     Broken Treaties




Se escuchaba a lo lejos; la burbuja hizo “boom”
Hans Haacke (Colonia, 1936) supo afinar el oído cuando los cimientos de la burbuja inmobiliaria empezaban a crujir. Su trabajo ha ido por la línea de la crítica institucional, de hecho resultaba incómodo para ciertos sectores: el ex director del Guggenheim de Nueva York, Thomas Messer, canceló, en 1971,  una exposición suya acerca de las posesiones inmobiliarias de dos multimillonarios de Manhattan, Sol Goldman y Alex DiLorenzo, alegando que aquello no era arte.  La historia no quedó ahí, un centenar de artistas protestaron y el asunto llegó a oídos de la policía neoyorkina quien acabó investigando a Goldman y DiLorenzo por presuntas relaciones con el hampa de Manhattan.
El asunto es que este artista suele  “meterse” donde no le llaman ni las personas ni los espacios abandonados…  













Hay excepciones, por supuesto: “Castillos en el aire” una muestra sobre el universo a medio construir y la especulación urbanística en el Ensanche de Vallecas, que se puede ver en el Museo Reina Sofía de Madrid hasta el 23 de julio.

Una de las veces que Haacke visitó España descubrió este territorio donde los esqueletos de hormigón reinan las noches y los días. Se quedó atónito: “absolutamente desierto donde no te cruzabas con nadie, aunque estaba perfectamente señalizado y lleno de parques infantiles”. Además, y para mayor “fuerza de destino”, las calles llevan nombres como “Calle del Arte Pop” o “Calle del Arte Conceptual”.
Son viviendas muertas, edificios descarnados, lugares dejados por la crisis económica, material viejo del poderío de las inmobiliarias, pasos de aire y escondites de Eco.














Edificios a medio construir en el Ensanche de Vallecas. 














Barrios, en la actualidad, abandonados donde los compradores se llenaban de ilusión: “ Se vende” ( si tu salario no te lo permite; lo hará el banco).


Al trabajo gráfico de Haacke se suman los documentos que ha ido recopilando.  Son notas simples del Registro de la Propiedad sobre apartamentos de un edificio jamás construido.  Suspendidos en el aire y movidos por un ventilador, a modo de metáfora actual, así los presenta en “Castillos abandonados”: 

Documentos del Registrode la Propiedad


De lo que un día fuimos...
Las cosas, los lugares y las personas tienen intrahistoria. Es necesario volver a los orígenes para comprender la realidad y pensar que hubo un tiempo en el que,  lo que ahora vemos, lucía en todo su esplendor. Que las cosas materiales por naturaleza pasan y mueren, literal o físicamente, y que los asuntos del alma se graban en nuestra memoria; en ambos casos, la sensibilidad e intuición del artista, las salvan del olvido siendo testimonio de lo que un día fueron, de lo que un día fuimos.